jueves, 18 de mayo de 2023

Situación de las Mujeres en la Época de Rosalind Franklin





 

Existen evidencias claras sobre la baja presencia de mujeres a lo largo de la historia en el ámbito científico y tecnológico. En la época de científicas, como Rosalind Franklin (primera mitad del siglo XX), todavía se considera que las mujeres son inferiores a los hombres en cuanto a intelecto. Esto ha hecho que su vida, y aportaciones, se diluyan en el tiempo.  

“No es la inferioridad de las mujeres lo que ha determinado su insignificancia histórica, sino que ha sido su insignificancia histórica lo que las ha destinado a la inferioridad”. Simone de Beauvoir.

Rosalind Franklin tuvo la gran suerte de nacer en el seno de una familia adinerada, lo que le permitió acceder al conocimiento científico. ¿Había mujeres que, aun teniendo dinero, no lograban su meta? La realidad es que si la familia no estaba dispuesta a financiar los estudios, las posibilidades de acceder al conocimiento eran nulas.

Por otro lado, las instituciones científicas estaban pensadas por, y para, hombres. De ahí que el camino a la obtención de la titulación no fuera demasiado sencillo para las mujeres de la época.

Rosalind encontró obstáculos en su carrera científica casi desde sus inicios. Uno de los más destacados sería que su compañero H.F. Wilkins pensara que la habían contratado como ayudante. Este mismo científico mostró datos sobre sus investigaciones a Watson sin que la científica diera permiso. Datos que llevaron a Watson, Crick y Wilkins (esos que nos dicen en las clases de Biología que son los descubridores de la estructura del ADN) a recibir el Premio Nobel de Medicina y Fisiología. Evidentemente las aportaciones de Rosalind cayeron en saco roto. 

En sus años de trabajo en el King's College tampoco se le permitió el acceso a la sala donde comían los hombres, es decir, se ignoraba a las mujeres deliberadamente. Pero eso no es todo. Watson decide escribir un libro “La doble hélice” donde arremete contra la científica, desvirtualizando su aspecto físico y criticando y mofándose de sus métodos de investigación.

En casa tampoco habría tenido demasiado apoyo ya que las familias de aquella época consideraban que una dama debía dedicarse, a lo sumo, a trabajos de asistencia social como voluntaria. Desempeño que nunca fue sugerido a sus hermanos.

Ni Rosalind, ni otras mujeres científicas, lo tuvieron fácil. Su historia no es un cuento para entretener ya que desgraciadamente a día de hoy persisten ciertas conductas de las escritas en este texto. Aún queda mucho por hacer…

 

 

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