Nunca hice prácticas de laboratorio en el instituto. En ninguna asignatura de ciencias. Creo que por eso mis años universitarios merecieron tanto la pena. Las horas que pasé en el laboratorio compensaron aquellos años en los que todo lo que nos explicaban era a través de la foto de un libro. En biología, por ejemplo, estudié y observé en fotos microorganismos pero nunca los sembré y los vi crecer. De ahí que, en cierto modo, pensara que no existían. Cuál fue mi sorpresa cuando la profe de Micro nos entregó laminocultivos para llevar a casa y tomar muestras en distintas superficies (encimera de la cocina, baños, móviles, etc.)
Por aquel entonces vivía en un piso con otras estudiantes pero a decir verdad tuve mucha suerte con mis compañeras y limpiábamos bastante. Como diría mi abuela “Teníamos el piso como los chorros del oro”. Así que, por miedo a que en mis siembras no creciera nada, tomé la decisión de llevar mis botecitos a casa de otros compañeros que no conocían ni lo que era el Fairy. No he conseguido rescatar los resultados de aquella práctica pero si recuerdo que en mis cultivos crecieron microorganismos.
A estos "bichitos" les gusta la humedad y el calor. Dos condiciones que cumplen nuestros estropajos o bayetas.
Si a esto le sumamos que puede ocurrir una contaminación cruzada, la lista contaría con la encimera, la tabla donde cortamos alimentos, la nevera, el paño de cocina o los utensilios que utilizamos para preparar los alimentos.
Las bacterias que podríamos encontrar en una cocina serían: Salmonella, E. coli o Staphylococcus.
La Salmonella suele ser la bacteria que más personas conocen y asocian al consumo de mayonesas. Y esto es porque, efectivamente, suele estar presente en los huevos. Aunque no es el único alimento. En el agua o carnes de ave poco hechas también puede encontrarse. La buena noticia es que no rompiendo la cadena de frio y cocinando los alimentos a temperaturas superiores a 70ºC podemos destruirla.
La E. coli se asocia al consumo de carnes (habitualmente picadas) y la leche y sus derivados. Para evitar intoxicarnos deberíamos cocinar bien el alimento.
La última bacteria es Staphylococcus, que podemos encontrar en alimentos que se consumen crudos como frutas, verduras, carne, huevos, leche y productos derivados listos para su consumo. Para evitar tener una intoxicación deberíamos cocinar a temperaturas superiores a 45ºC y conservar los alimentos por debajo de los 10ºC.
Aparte de estas bacterias podríamos encontrar hongos. Sobre todo si se dejan los platos sin fregar o si la basura no se saca en muchos días.
También pueden aparecer en frutas o verduras almacenadas largos periodos de tiempos.
En las cocinas de los pisos de estudiantes, ya sea por falta de tiempo o de costumbre, a veces no se cumple la recomendación de no perder la cadena de frío. Y la vajilla puede estar varios días sin fregar. Es altamente probable que se desarrollen microorganismos en estas circunstancias.
Otro lugar para
analizar sería el baño. Aquí podemos encontrar bacterias como Salmonella o Campylobacter, menos conocida pero “una de las cuatro principales
causas mundiales de enfermedad diarreica y está considerada como la causa
bacteriana más frecuente de gastroenteritis en el mundo” según la OMS.
Estas bacterias las podemos encontrar en el botón de la cisterna, toallas, cepillos de dientes, etc.
Virus y hongos también se pueden encontrar en los baños si no se desinfectan correctamente. Estos microorganismos serían los causantes de infecciones de orina, resfriados, gripes, problemas cutáneos, entre otros.
Sabiendo que en el baño existe bastante diversidad de microorganismos cada vez más personas visitan este espacio de la casa con el móvil. Y no solo el baño. La realidad es que el móvil hace un tour por nuestra casa varias veces al día. Con lo cual podemos encontrar microorganismos de todo tipo. Las bacterias más comunes son Staphylococcus, Escherichia coli o Salmonella. En las pantallas podemos encontrar Klebsiella pneumoniae, Pseudomonas aeruginosa o Acinetobacter baumanii, que son la causa de enfermedades infecciosas oportunistas.
Y también podemos encontrar virus y hongos. No olvidemos que los microorganismos buscan calor (por regla general) y el móvil les ofrece esta condición.
En el siguiente estudio se analizó la presencia de microorganismos en teléfonos móviles del personal de cuidados intensivos de un hospital de España. Los resultados indicaron que la mitad de los móviles analizados estaban contaminados.
La realidad es que si buscamos en Google aparecen muchos artículos donde se habla de una mayor cantidad de microorganismos en el móvil que en las tazas de los váteres.
Esto da para una buena limpieza del móvil ahora mismo.
¿Y qué hay de las alfombras o moquetas? Pues en ellas conviven bacterias, mohos, restos de polen, polvo, piel muerta. Las bacterias más frecuentas serían E. coli, Salmonela y Staphylococcus.
Si además pisamos las alfombras con los zapatos de la calle o tenemos mascotas podremos encontrar barro, restos de comida, pelos y piel de las mascotas. Lo que viene siendo un lugar de ensueño para insectos y microbios.
Si nos vamos al salón el peor parado es el mando de la televisión. Lo toca todo el mundo. Y además lo hacemos comiendo, bebiendo, fumando, etc. Se cae al suelo y no se desinfecta. Se le tose encima. En fin, que el pobre mando convive con virus y bacterias.
Como vemos hay microbios por todos lados. Pero hay que señalar que no todos son perjudiciales y además, realizando una higiene correcta de nuestro hogar no debemos tener problemas graves de salud. Importante también lavarse las manos. Y es que, aunque parezca que es algo que hacemos todos, las encuestas revelan que tres de cada diez personas no lo hacen después de ir al baño. Y, parece ser, que los hombres se lavan menos las manos que las mujeres.
Igual la próxima vez debemos pensarnos a quien dar la mano, ¿no?
Y hasta aquí llega nuestra visita al zoo de microbios que es nuestro hogar. Hasta la próxima.
Referencias
Material Microbiología. Guillermo Quindós Andrés
Imagenes tomadas de: MicroBio, El País
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