miércoles, 13 de abril de 2022

Lenguaje

 

 
Fuente: Pixabay 

¿Podemos pensar sin recurrir al lenguaje?

Antes de responder a esta cuestión definamos el significado de estas palabras.

La RAE define pensar como: “formar o combinar ideas o juicios en la mente” y lenguaje como: “facultad del ser humano de expresarse y comunicarse con los demás a través del sonido articulado o de otros sistemas de signos”.

Henry Sweet, investigador británico, afirma que: "el lenguaje es una expresión de ideas por medio de sonidos del habla combinado en palabras. Las palabras están combinadas en frases, esta combinación responde a la transformación de ideas en pensamientos".

Eh aquí la relación entre lenguaje y pensamiento. Podríamos decir que el lenguaje es la base de nuestro pensamiento y que no hay uno sin el otro.

¿Qué hay entonces de las visualizaciones que hacemos en nuestra mente? Por ejemplo, recrear esa ciudad que nos gustaría visitar o pensar en cosas que no sabemos verbalizar y decir: “lo tengo en la punta de la lengua”, sin conseguir dar con la palabra exacta para definir nuestro pensamiento.

Otro ejemplo serían los bebés. Según un artículo de la revista Investigación y Ciencia “antes incluso de nacer, el feto ya puede tener ciertas formas de pensamiento basadas en los estímulos que recibe”. 

Y también tendríamos el caso de niños sordos que saben comunicar ideas aun no habiendo tenido contacto con el lenguaje verbal.

Particularmente me ha ocurrido que cuando vuelvo de vacaciones y comienzo un nuevo curso me cuesta muchísimo poner palabras a los esquemas mentales (problemas, figuras, etc.) que me hago. En mi cabeza todo está claro y organizado pero, hasta que empiezo a rodar (unas semanas después), me supone un esfuerzo extra explicar lo que pienso.

Pero todavía hay más…

Recuerdo una historia que contó mi profesora de química orgánica. Por aquel entonces tocaba empezar con los compuestos aromáticos e introducir el benceno, cuya estructura molecular había sido todo un misterio hasta que apareció en escena Kekulé. Este químico soñó una noche con una serpiente que se enroscaba hasta morderse la cola. A partir de la imagen de su sueño desarrolló la estructura del compuesto sin hacerle falta palabras. 

 

Fuente: Wikipedia

Es decir, todo parece indicar que podemos pensar sin palabras pero las ideas si serían necesarias. Al menos las más elementales.

Partiendo de esta premisa, ¿podríamos elaborar planes de acción y transmitirlos a los congéneres sin emplear el lenguaje?

Volviendo al tema de los bebés. No hablan pero sus necesidades son atendidas por los adultos. Si lloran entendemos que tienen hambre o algún malestar psicológico o físico. Si está feliz lo más común es que sonrían. Esto entraría dentro de lo que conocemos como lenguaje no verbal.

Pero no solo los bebés lo emplean. Los adultos recurrimos a él constantemente y son los niños los que más lo aprovechan ya que, a través de la observación, aprenden muchas conductas. Por ejemplo, si el niño observa que los padres fuman tendrá más probabilidades de fumar en el futuro.

Ahora bien, podemos usar esta observación en beneficio propio intentando enseñar hábitos saludables.

Esta sería una forma de transmitir información a otros sin necesidad de hacer uso del lenguaje verbal. Ahora bien, si algo ha diferenciado al ser humano de otras especies es el desarrollo del habla. Y es que, aunque es cierto que si salimos con nuestros hijos a hacer deporte, es más probable que no lleven una vida sedentaria en el futuro, no hay nada como apoyar esta práctica con palabras. 

Fuente: Pixabay

El lenguaje humano nos ha permitido vivir en comunidad y relacionarnos, dando como resultado la cultura, que ha ido transmitiéndose de generación en generación gracias a la comunicación, cuyo instrumento fundamental (no único) es el lenguaje verbal.

El lenguaje humano, fundamentalmente el articulado, permite que expresemos con más claridad lo que sentimos o deseamos y nos ayuda a comprender a los demás. Y lo necesitamos porque, tal y como dice Guillermo Quintana “Como no podemos dar nuestras ideas a otras personas, buscamos algo que las reemplace, algo material que pueda llegar a los órganos receptores del otro, la vista, el oído, el gusto, el tacto, etc. (sonidos, trazos sobre el papel, relieves sobre la superficie lisa, etc.). El recurso por excelencia es el sonido en forma de palabras.”

Con esta frase respondería a la pregunta que nos hacíamos sobre si sería posible transmitir un plan de acción a otras personas sin hacer uso del lenguaje. Opino que, necesariamente, necesitamos el lenguaje. Nuestra forma de comunicarnos es lo que nos hace diferentes y lo que ha hecho que nos desarrollemos como sociedad.

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