Todos los años asisto a
la charla sobre sexualidad que reciben los alumnos de educación secundaria
sobre anticonceptivos, en la que se les presenta, generalmente, el
preservativo, uno de los métodos de barrera más conocidos por la población. Algo que normalmente echo en falta es la poca información que nos cuentan los ponentes sobre el origen de estos métodos, o sobre su transmisión, si la hay, de unas culturas a otras.
Un anticonceptivo (anticoncepción) es cualquier método, medicamento o dispositivo que se usa para prevenir el embarazo. Oficina para la Salud de la Mujer.
Según esta definición
este sería el objetivo principal del uso de anticonceptivos, aunque la
necesidad de prevenir enfermedades de transmisión sexual forme parte de las funciones de algunos de ellos.
Si nos remontamos a
épocas antiguas tener hijos era considerado una bendición. De hecho la función
de la mujer era esencialmente la procreación. No obstante, incluso en estas
épocas, hubo quienes desearon no concebir, aunque las razones no estén del todo
claras.
Los primeros
anticonceptivos registrados se remontan a un texto, en el que se prescribe como
acabar con el embarazo, encontrado en China en el año 2700 a.C.
En el año 1850 a.C, los
médicos egipcios reunieron sus métodos anticonceptivos en unos papiros (Kahoun
o Petrie), en los cuales aparecen, por ejemplo, prescripciones de cremas
vaginales fabricadas con raíces de acacia fermentadas y también métodos para
acabar con problemas de infertilidad.
En la Grecia clásica ya
encontramos una razón de peso para el uso de anticonceptivos. Aristóteles
pensaba que aquellas poblaciones que no controlaban la natalidad terminarían en
la pobreza absoluta. De ahí que se decantara por la investigación
en este terreno. Tanto en Grecia como en Roma se utilizaba el silfio, una planta
ya extinta, como tratamiento abortivo.
Fue el Islam, que no prohibía
la anticoncepción, el que extendió por Europa el uso de ciertas prácticas para
evitar el embarazo. Entre ellas destacan el uso de tampones espermicidas y
óvulos, que se fabricaban con fórmulas secretas y eran insertados en la matriz
por las matronas, las barreras vaginales y el coitus interruptus.
Con el auge de la
Iglesia Católica y la aprobación de la Inquisición los métodos anticonceptivos pasaron
a ser prohibidos y condenados hasta que una epidemia de sífilis llegó a Europa,
a finales del s. XV, tras los viajes de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo.
Epidemia que después pasaría a África, Asia y las islas del Pacífico.
Aunque su origen y transmisión
se encuentra en revisión, podemos afirmar que fue esta epidemia la que hizo
resurgir los métodos anticonceptivos, principalmente los de barrera, ya que se consideraban
una solución eficaz para frenar la transmisión de esta infección bacteriana.
El primer preservativo
se atribuye a Gabriel Falopio, anatomista italiano, que lo describió como “una
pieza de lino que se adaptaba como una caperuza al glande de los hombres antes
de las relaciones sexuales y evitaba la enfermedad”. Tras muchas pruebas concluyó
que efectivamente este método protegía contra la sífilis.
El preservativo fue perfeccionándose
a lo largo de los siglos hasta el descubrimiento de la vulcanización del caucho,
mediados del siglo XIX, que daría lugar a preservativos más resistentes y que ofrecían
una mayor sensibilidad.
Actualmente los preservativos pueden estar fabricados de látex y poliisopreno o poliuretano para personas alérgicas al látex.
Breve historia del condón y de los métodos anticonceptivos
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