viernes, 24 de febrero de 2023

Acupuntura

 

Desde tiempos remotos la humanidad ha querido acabar con el dolor. En las civilizaciones antiguas se pensaba que el dolor era causado por los demonios, la magia o los dioses. La medicina tradicional china, medicina holística en la que se entiende que no existen enfermedades sino enfermos, pensaba que era causado por un desbalance en la energía vital (Chi) y que la solución era equilibrar el Yin (energía negativa) y el Yang (energía positiva) a base de acupuntura.

Según la RAE la acupuntura se define como la “técnica terapéutica de la medicina tradicional china consistente en introducir agujas en puntos determinados del cuerpo del paciente”. A estos puntos se les conoce como zonas acupunturales. 

Zonas Acupunturales


Se trata de una técnica milenaria que data del 3000 a.C y que fue evolucionando a lo largo de los siglos hasta llegar a lo que conocemos actualmente. Se conocen registros de acupuntura en otras civilizaciones, como la egipcia o la africana, pero son los chinos los que, a través de textos muy metódicos y completos, logran que la técnica sea conocida en todo el mundo y perdure hasta nuestros días. Primero se extendió a Corea y Japón (siglo VI) y más tarde, en el siglo XVII, llegó a Europa, mediante la misión científica francesa llevada a cabo por los jesuitas. Esta diferencia de siglos se debe principalmente a que la acupuntura sienta sus bases en la cultura. De ahí que los países asiáticos la acogieran con más rapidez.

La pregunta que nos debemos hacer es: ¿es la acupuntura una ciencia? ¿Qué piensa la población sobre ella? Hice una pequeña encuesta en mi cuenta de Instagram sobre este tema y cual fue mi sorpresa al confirmar que para casi la mitad de los votantes la acupuntura es una ciencia.

Para conocer a fondo la acupuntura los científicos tendrían que haber descubierto esa energía vital de la que habla esta terapia. ¿A cuántos julios equivale? A día de hoy esta energía sigue sin ser descubierta. Por otro lado, y según la medicina tradicional china, esa energía vital o chi fluiría por una red de canales y vasos llamados meridianos y colaterales respectivamente. Esta red de canales tampoco ha sido descubierta y tampoco hay evidencias de que las llamadas zonas acupunturales presenten alguna diferencia con otras zonas del cuerpo humano. Es decir, si queremos realizarnos una sesión de acupuntura solo la persona que nos la realiza encontrará esas zonas. El médico de cabecera seguramente no las encontraría.

¿Por qué entonces hay personas que, a partir de esta terapia, consiguen aliviar su dolor? Los científicos han propuesto varias teorías, que aún están por confirmar. Entre ellas estaría la liberación y actuación de compuestos analgésicos (neuropéptidos – endorfinas), regulada por el Sistema Nervioso periférico y Central. Por otro lado, estaría la Teoría de la compuerta de Melzack y Wall que nos viene a decir que cuando el cerebro capta otro dolor, en el caso que nos ocupa sería la aguja con la que nos pincha, el dolor que queríamos tratar queda relegado a segundo plano.

Entonces, si estas teorías no han sido demostradas, ¿Cómo puede ser que haya personas que afirmen sentirse mejor cuando reciben estas terapias? Aquí entraría en juego el llamado efecto placebo (del latín placēbō, complaceré) que nos viene a decir que las personas mejoran porque creen en el tratamiento. Quizás una opción para seguir investigando sobre si la acupuntura funciona realmente sería probarla en grupos de personas afectadas de Alzheimer, ya que ellas no experimentan dicho efecto debido a su pérdida de capacidad de tener expectativas, que viene dada por la pérdida de sustancias gris en el córtex prefrontal.

La acupuntura estaría, por tanto, dentro de la lista de pseudociencias independientemente de que la sociedad la acepte mejor. Una de las razones de dicha aceptación podría ser que las personas no suelen abandonar sus tratamientos médicos convencionales para tratarse únicamente con acupuntura. A modo de ejemplo podríamos citar el caso de pacientes que deciden utilizar la homeopatía (otra pseudociencia) para curar sus cánceres. Otra razón seria la de no presentar efectos adversos, aunque esto habría que cogerlo con pinzas puesto que las punciones pueden provocar hematomas, hemorragias, mareos, etc. Esto, por ejemplo, debemos tenerlo en cuenta los pacientes sometidos a trasplantes que hacen que nuestro sistema inmunitario no funcione como debería. De hecho, no es una terapia que nos aconsejen hematólogos y oncólogos.  

A pesar de todo esto la acupuntura ha tenido gran influencia en otras culturas, llegando incluso a integrarlo en sus sistemas públicos de salud. No obstante, no debemos olvidar lo expuesto anteriormente, y es que para que la acupuntura  se considerará ciencia debería ofrecer conclusiones válidas y razonadas que además pudieran ser comprobadas y reproducibles.




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