lunes, 3 de abril de 2023

Irène Joliot-Curie: “La ciencia es el fundamento de todo progreso, que mejora la vida humana y alivia el sufrimiento”

Han pasado 10 años desde que Irène Joliot-Curie, licenciada en Ciencias Físicas y Matemáticas por La Soborna, recibió el Nobel de Química. Premio otorgado a aquellos científicos cuyas investigaciones se consideran excepcionales.

Fuente: Wikipedia

La vida de Irène estuvo ligada a la ciencia desde que naciera en 1897. Hija del físico francés Pierre Curie y la considerada madre de la física moderna, y científica más famosa, Marie Skłodowska, más conocida como Marie Curie. Su talento por las matemáticas hizo que pasara por las mejores y más prestigiosas escuelas en las que recibió formación de acuerdo a las altas capacidades que presentaba. Esto conduce a que en 1935, y gracias a la síntesis de nuevos elementos radiactivos, reciba uno de los galardones más importantes en el ámbito científico.

Para celebrar estos 10 años hemos entrevistado a la protagonista de esta historia.

Cientifidor (C): ¿Cómo se vive tras recibir un premio de esta envergadura?

Irène (I): (risas) La vida no me ha cambiado mucho. Cuido de mis hijos y me sigo dedicando a la investigación, concretamente al estudio de la física nuclear, aunque acertaría si dijera que el hecho de haber recibido un Nobel ha hecho que se me abran puertas que quizás nunca hubiera podido traspasar.

C: ¿A qué puertas te refieres?

I: A conseguir, por ejemplo, ser Subsecretaria de Estado para la investigación científica solo un año después de ganar el Nobel. Algo que puede desconcertar si tenemos en cuenta que hasta este año las mujeres no han podido votar en Francia. Un derecho fundamental del que se nos ha privado durante muchos años. Estas, y otras desigualdades, me han motivado a asumir la vicepresidencia de la Unión de Mujeres Francesas y a participar activamente en el Congreso Mundial de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo.

C: También perteneces, si no me equivoco, al Comité para la paz y el desarrollo mundial. ¿Tiene esta decisión que ver con lo que ha ocurrido en Hiroshima y Nagasaki? Al fin y al cabo, las bombas han podido ser desarrolladas debido al desarrollo de la energía nuclear.

I: Siempre he defendido y defenderé la paz. De ahí que tras los acontecimientos ocurridos nos estemos replanteando la necesidad de investigar sobre energía nuclear. No obstante, considero que el gobierno americano no ha debido aprovecharse de nuestros descubrimientos para provocar el infierno en el que se ha visto envuelto el pueblo japonés. La guerra ha terminado, pero la violencia empleada va a quedar siempre en la conciencia de quienes hemos participado, aunque sea de manera indirecta, en esta atrocidad. Desde mi punto de vista, “la ciencia es el fundamento de todo progreso, mejora la vida humana y alivia el sufrimiento”. No lo crea.

C: Ya habías vivido una guerra (Primera Guerra Mundial) trabajando como enfermera, ¿estoy en lo cierto?

I: Estas en lo cierto. Dejé los estudios y me aventuré, junto a mi madre, a un escenario nada agradable. Sus aparatos de Rayos X salvaron miles de vidas de soldados heridos. Gracias a ellos, los cirujanos sabían exactamente qué tenían que operar. En total se pusieron en marcha más de diez ambulancias móviles, que pasaron a llamarse Les petites Curies. 

Este es uno de los tantos legados que me dejó mi madre. No era una mujer que huía. Luchó por el país que nos había acogido. Aprendió radiología e incluso cambiaba ruedas si hacía falta. Todo con el único objetivo de salvar cuantas más vidas mejor.

C: Sin duda tu madre fue una grandísima mujer. Para aligerar un poco la conversación, ¿podrías contarnos cómo fue tu infancia?

I: No puedo quejarme. Me criaron dos genios (risas). Aunque he de decir que parte de mi personalidad se debe a la influencia de mi abuelo paterno Eugène Curie, que vino a vivir con nosotros tras la muerte de mi abuela. Mis padres se dedicaban en cuerpo y alma a la ciencia. Esto hacía que pasara poco tiempo con ellos y mucho con el abuelo.

Seguramente si tuviera que escribir un libro sobre mi vida tendría que explicarla en función de ciertos puntos de inflexión que marcaron un antes y un después. Uno de esos puntos fue la muerte inesperada de mi padre cuando tenía nueve años. A partir de la tragedia, mi madre se volcó en el trabajo y no quería ni que pronunciáramos su nombre. El abuelo Eugène hizo que la vida cobrara otro color, que por entonces se teñía de negro. Pero no todo fue malo. Si hubo alguna parte positiva en esta historia, aparte de tener al abuelo, fue que mi madre y yo empezamos a estrechar lazos y empecé a ayudarla en el laboratorio.

C: Has hablado sobre varios puntos de inflexión…

I: Si, el segundo fue la muerte del abuelo. Quedé desolada. Y el siguiente sería la muerte de mi querida madre, un año antes de recibir el Nobel. No obstante, antes de su muerte, fue conocedora del descubrimiento que habíamos logrado y del premio que aquello suponía.

C: Parece que la historia nos vuelve a llevar al Nobel. ¿Qué descubrimiento hizo que lo recibieras?  

I: La radiactividad artificial. Pero no lo recibí yo sola. Lo hice junto a mi marido Frédéric Joliot, con el que me casé hace 19 años. Tras muchos experimentos y teorías poco fructíferas conseguimos sintetizar elementos que no existen de manera natural. Por ejemplo, produjimos nitrógeno radiactivo a partir de boro, entre otros compuestos, los cuales tendrían muchísima importancia en física, química, medicina o biología.

Irène y Frédéric Joliot-Curie con Hélène y Pierre. Fuente: MujeresConCiencia


C: Sin duda vuestro descubrimiento ha tenido mucha repercusión…

I: Aún es pronto para conocer el alcance de todo lo que podemos hacer, pero efectivamente la radiactividad tiene muchas aplicaciones que iremos conociendo poco a poco.

C: Por último, me gustaría preguntarte sobre tu estado de salud, ¿es tan delicado como afirman los medios?

I: Poco después de tener a mi hija Hélène contraje tuberculosis. Los médicos me recomendaron trabajar menos y renunciar a volver a ser madre. No he hecho nada de lo que me dijeron (risas). Mentiría si dijera que en ocasiones no me siento cansada y cuando llego del laboratorio solo puedo estar tumbada. Pero mi vida, tal y como es, me hace inmensamente feliz. Ahora mismo no cambiaria nada.


Referencias:

Mujeres Con Ciencia

Mujeres Nobel

Biografías y Vida

Las otras Curie

Principia

Científicas Casio

Radiactividad Artificial

Los mundos de Brana

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