miércoles, 22 de diciembre de 2021

Clasificando Alimentos

 


Los alimentos, esas sustancias a las que muchos días no damos la importancia que se merecen (desperdiciándola, por ejemplo), son los que contienen los elementos necesarios para mantener nuestras funciones vitales.

Es, por tanto, necesario preguntarse: ¿Se puede comercializar cualquier alimento, qué condiciones deben reunir, existe una categoría que incluya a cada tipo de alimento, qué organismo dicta las normas?

En España, el encargado de dictar dichas normas y sistematizarlas es el Código Alimentario, dentro del cual encontramos una amplia clasificación de los alimentos, que revisaremos a través de algunos ejemplos.

Productos dietéticos y de régimen. Son los alimentos elaborados según fórmulas autorizadas, adecuados a satisfacer necesidades nutritivas especiales del hombre.

A modo de ejemplo podemos citar la jalea real, considerada complemento dietético en situaciones en las que las personas sufren un gran desgaste, y los preparados para lactantes que, además de leche de vaca, contienen vitaminas, minerales y otros nutrientes que ayudan al bebé a crecer y desarrollarse correctamente.

Productos sucedáneos son aquellos que, sin fines engañosos o fraudulentos y con expresa declaración de la finalidad perseguida, pretenda sustituir en todo o en parte a un alimento.

Podemos citar los sucedáneos de carne, pescado o leche, cada vez más presentes en nuestros supermercados. El seitán, por ejemplo, es un preparado a base de gluten de trigo. Otros sucedáneos de carne serian el tofu o el tempeh, procedentes de la soja. En cuanto a los sucedáneos de la leche contamos en el mercado con gran variedad de bebidas vegetales: arroz, avena, almendras, soja, entre otras.


Alimentos fundamentales, como por ejemplo, los huevos o la fruta, que son los que constituyen una proporción importante de la ración alimenticia habitual en las distintas regiones españolas. Si bien es cierto que, actualmente, el consumo de frutas y verduras ha disminuido notablemente tanto en niños como en adultos. Para intentar solventar este problema 2021 se convirtió en el Año Internacional de las Frutas y Verduras (AIFV).

En cuanto a los alimentos perecederos podemos citar la carne fresca o el pescado. Estos alimentos son los que, por sus características, exigen condiciones especiales de conservación en sus periodos de almacenamiento y transporte. En ambos casos, se necesita de refrigeración, congelación o envasado al vacío. De esta manera evitamos la presencia de microorganismos, como mohos y levaduras.

Se define alimento impropio a cualquier materia natural o elaborada que no esté comprendida en los hábitos alimentarios españoles, aunque el producto de que se trate tenga poder nutritivo, y cuando, aun siendo alimento o materia comprendido en los hábitos alimenticios españoles, no se haya completado su proceso normal de maduración o elaboración, o lo haya sido mediante algún procedimiento no autorizado. En este grupo encontramos al seitán (ya nombrado en el grupo de sucedáneos) o el wakame (alga originaria de países asiáticos que se caracteriza por su sabor sutil y marino).


Pasamos a los alimentos adulterados, aquellos a los que se  les adiciona o quita cualquier sustancia para variar su composición, volumen, con fines fraudulentos o para encubrir o corregir errores. Podemos encontrar adulterado el azafrán, por ejemplo, una especia con un precio elevado en el mercado, al que se pueden añadir sustancias como cromado de plomo o tetraóxido de plomo (sustancias tóxicas). El aceite de oliva, otro producto nada barato, también se puede encontrar mezclado con otros aceites de baja calidad.

 


En cuanto a los alimentos falsificados podemos encontrar bebidas alcohólicas y agua mineral. Para que un alimento entre dentro de la categoría de falsificado tendrá que haber sido preparado o rotulado para simular otro conocido, su composición  real  no  corresponderá  a  la  declarada  y  comercialmente anunciada, o aquellos que puedan inducir a error al consumidor.

Otro tipo de alimentos que podemos encontrar en el mercados son los alimentos alterados (no confundir con adulterados). Estos alimentos son los que durante su obtención, preparación, manipulación, transporte, almacenamiento o tenencia, y por causas no provocadas deliberadamente, han sufrido tales variaciones en sus caracteres organolépticos, composición química  y  valor  nutritivo,  que  su  aptitud  para la alimentación queda anulada o sensiblemente  disminuida, aunque se mantenga inocuo. Seguramente alguna vez hayas cogido un paquete de galletas rotas o un cartón de leche abollado en alguna parte. Estos serían ejemplos de alimentos alterados.

Podrían ser alimentos contaminados, o que contienen gérmenes patógenos, sustancias químicas o radioactivas, toxinas o parásitos capaces de producir o transmitir enfermedades al hombre o a los  animales, leche no pasteurizada (Escherichia coli) o el sushi (Anisakis).

Alimentos nocivos. Podríamos citar los ultraprocesados o el alcohol, asociados a falta de memoria o concentración. 


 

Hasta aquí la revisión sobre cómo se clasifican los alimentos y algún ejemplo para no tener ninguna duda sobre ellos.

Me despido con una reflexión del gran Hipócrates, médico griego nacido en el año 460 a.C.

“Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina”

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