domingo, 26 de diciembre de 2021

Nano... ¿qué?

 


¿Qué sabemos de la “Nanotecnología”? Me propuse averiguarlo y realicé una pequeña encuesta por redes sobre lo que mis conocidos pensaban sobre esta disciplina y los productos/alimentos que pudieran conocer.

Muchos de ellos habían “oído” hablar de esta ciencia (según las respuestas que me dieron). Muestro los porcentajes:


 

Sin embargo, las contestaciones fueron las siguientes:

“Creación de órganos, en medicina”

“Transformación de partículas o algo así… ¿y las frutas transgénicas?

“Ni idea”

“Tiene que ver con el tamaño (átomos o moléculas). Se aplica en medicina y textil”

“Nano es pequeño… microchips”

En resumidas cuentas, después de leer y revisar las respuestas que me fueron llegando, comprobé de primera mano la desinformación que existe respecto a ciertos temas.

Pues bien, la nanotecnología es aquella disciplina encargada de diseñar/manipular la materia a nivel de átomos o moléculas con distintos fines. De hecho se emplea en muchos sectores industriales como la industria alimentaria, farmacéutica, cosmética o textil, etc o también con fines médicos por ejemplo.

Hoy hablaremos sobre una de las tantas aplicaciones que la nanotecnología tiene en el sector alimentario: los envases. Aunque desarrollar nuevos productos es el objetivo principal de esta disciplina, la seguridad alimentaria se ha convertido en algo de vital importancia para los consumidores. Para ello, la nanotecnología se ha puesto manos a la obra y se ha propuesto crear envases que informen al consumidor del estado en el que se encuentra su alimento.

Vamos a diferenciar entre dos tipos de envases y vamos a buscarlos en El Corte Inglés online.

Por un lado tendríamos los envases activos, que son aquellos que interactúan con el alimento para aumentar su vida útil pero no aportan información sobre su estado al consumidor. Encontramos, de esta manera, envases que eliminan la humedad o emiten antioxidantes.

A modo de ejemplo podemos ver un envase con fresas al que se le añade un dispositivo que es capaz de eliminar oxígeno (oxigeno=microorganismos). La típica “tarjeta” que encuentras dentro y tiras a la basura porque no sabes ni para qué sirve. ¿Y cómo se consigue esto? Usando componentes que tienen hierro (Fe), el cual reacciona con el oxígeno rápidamente para dar lugar a óxido de hierro. De esta manera, adiós oxígeno.

 

Dentro de envases activos estarían también todos aquellos empleados para alimentos de IV gama (verduras y frutas procesadas, cortadas y limpias que se conservan gracias a una atmósfera protectora dentro de su envase). Seguro que has consumido alguna vez este tipo de producto.

Por otro lado tendríamos los envases inteligentes. En ellos se produce una reacción entre el alimento y el envase que, mediante cambios de color por ejemplo, informan al consumidor sobre el estado del alimento.

Como ejemplo me gustaría poner el de la cerveza Cruzcampo “Punto Glacial”. Me parece muy interesante el indicador que han añadido para que el consumidor sepa la temperatura de la bebida. El indicador resulta ser un icono con forma de copo de nieve en el que se da un cambio de color dependiendo de la temperatura a la que se encuentre la cerveza. De tal manera que el color es azul si se encuentra alrededor de 7ºC y sobre 3-4ºC el copo de nieve presentaría un cambio a azul más intenso. Esta sería la mejor temperatura para tomar la bebida.

 


 

La pregunta con la que quiero finalizar sería: ¿es realmente necesario este tipo de envases? Seguramente, si realizase una encuesta, habría diferencia de opiniones. Supongo que a algunos les resultaría cómodo conocer la temperatura de su cerveza (incluso hasta divertido) y otros muchos pensarían que menuda tontería.

Desde mi punto de vista creo que este tipo de envases son necesarios si alargan la vida útil del alimento y con ello conseguimos desperdiciar menos comida. También tendrían sentido los indicadores de caducidad, puesto que en contenedores se encuentran muchas veces alimentos que no tendrían que estar en la basura. Un indicador de temperatura en la cerveza no lo considero necesario. 

Por tanto, y dejando de lado opiniones, ¡sí! Creo que la información es poder y, como tal, es importante que el consumidor conozca el estado de sus alimentos. De esta manera, quizás, el desperdicio de comida sería menor y tal vez el hambre en el mundo no sería un problema.

 

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