jueves, 17 de marzo de 2022

Imparables 2.0

 Fuente: Pixabay

Si en la anterior entrada nos centrábamos en la relación entre ciencia e instituciones, hoy nos toca el turno a nosotros. Y es que quizás nunca te has parado a pensar: ¿participo en la ciencia?

Antes de responder a esta pregunta leamos el significado de participación ciudadana en la ciencia.

“Cuando hablamos de participación ciudadana en ciencia nos referimos a la implicación activa (opinión, recogida de datos, interpretación de resultados, toma de decisiones...) de individuos o colectivos sociales en diferentes fases de un proyecto de investigación científica” (FECYT)

En una encuesta realizada a través de mi cuenta de instagram el 71% de las personas que participaron contestaron que no tienen implicación activa en temas relacionados con ciencia. El 86% cree que el sistema no estimula de forma efectiva la participación ciudadana en ciencia y tecnología y de las 53 personas que contestaron, 49 afirman acudir a internet para conocer información sobre actividad científica y los 4 restantes a la televisión.

La conclusión de esta pequeña encuesta hace que, en cierto modo, reafirme la desvinculación que tenemos con el sistema científico y tecnológico. Y esto hace que me pregunte: ¿somos realmente capaces de forjarnos opiniones críticas respecto a temas relacionados con ciencia teniendo en cuenta que la mayoría de ciudadanos no se sienten parte de la comunidad científica? ¿Puede el ciudadano forjar opiniones críticas basándose en lo que lee en internet?

Esta última pregunta es sencilla de responder si repasamos el contenido de algunas redes sociales o si asistimos a alguna reunión. La realidad es que todos, en mayor o menor medida, opinamos sobre un gran número de temas (COVID-19, guerras, alimentación, etc.) y en muchas ocasiones no invertimos demasiado tiempo en conocerlos en profundidad. Seguro que te suena leer aquel titular sensacionalista sobre un supuesto imán que se adhería a la piel de las personas que habían recibido la vacuna contra el coronavirus. Y seguro que sabrás que hubo/hay personas que creen en este tipo de información. ¿Se darían este tipo de situaciones si se promovieran proyectos científicos donde se integre al ciudadano “común”?

Quizás si, pero no con tanta frecuencia ya que involucrar al ciudadano “común” supone un beneficio, no solo para los investigadores sino para la sociedad en su conjunto.

Cuando formas parte de un proyecto eres capaz de tomar conciencia de la importancia de ese proyecto porque te comprometes con él. Necesitas informar a otras personas porque te emociona hacerlo. Al ser un mensaje de ciudadano “común” a ciudadano “común” es posible que se desarrollen otras iniciativas en las que quieran participar más ciudadanos e instituciones. Aprendes sobre temas que antes no conocías y esto, como ciudadano “común”, es un bien preciado debido a la cantidad de noticias falsas y bulos que solemos encontrar en internet. Probablemente la cercanía con la ciencia y sus científicos nos ayudaría a confiar más en ella. 

En cuanto a los investigadores considero que trabajar con ciudadanos puede enriquecer su trabajo. Al fin y al cabo cuando tienes que explicar a un nivel más sencillo algo complicado es cuando realmente terminas de entender aquello en lo que trabajas. Contar con la ayuda de personas que desean mejorar su calidad de vida puede hacer que se encuentren soluciones que, a nivel individual, no sería posible hallar.

Muchos son los beneficios de la participación ciudadana en la ciencia. Y existen algunos proyectos donde se cuenta con la ciudadanía.

Resulta curioso que, al realizar mi encuesta de instagram, nadie (y cuando digo nadie es nadie) haya sabido decirme algún proyecto en el que se cuente con participación ciudadana. Vuelvo a mi debate interno. ¿Tenemos interés por conocer estos proyectos? ¿Se hacen campañas en las que se explique este tipo de iniciativas? ¿Puede estar interesado un ciudadano “común” en formar parte de alguno de estos proyectos sin tener un mínimo nivel cultural científico?

Insisto en un cambio en el sistema educativo. Necesitamos leyes (y recursos) que no cambien con cada cambio de gobierno. Es necesario, por ejemplo, que los estudiantes que se decantan por el itinerario de letras tengan materias de cultura científica. Tan importante como que un alumno de ciencias siga estudiando historia o filosofía. Si consiguiéramos que nuestros jóvenes aprendieran y valoraran los beneficios que la ciencia trae consigo, estarían motivados para poder participar en los proyectos en los que se requiere su presencia. Seguramente podrían transmitir su conocimiento a padres (muchos de ellos sin estudios) u otros familiares animándoles a ser partícipes también.

Insisto también en que debe darse una cercanía por parte del colectivo científico. Es necesario que los científicos se posicionen al nivel de los ciudadanos “comunes”. De qué sirve que un científico elabore una vacuna si ridiculiza a quien pregunta dudas sobre ella. ¿Son los científicos seres extraordinarios con un nivel intelectual superior al resto de ciudadanos? Algunos piensan que sí. Protegen sus trabajos exponiéndolos ante personas que consideran estar a su nivel y aunque ese trabajo beneficie al ciudadano “común” no considera que este pueda entenderlo.  El otro día hacía una “entrevista” (no soy periodista ni aspiro a serlo) a un compañero que se dedica a la física teórica. En la ronda de preguntas una persona comentó que consideraba que los científicos eran muy reservados. Vivian en su círculo sin acordarse del resto de mortales. En parte estuve de acuerdo con el comentario. Y aunque es algo que se intenta cambiar, a través de la divulgación, por ejemplo, creo que todavía queda mucho por hacer.

Por tanto, considero que los tres ingredientes fundamentales para que los ciudadanos formen parte de la ciencia son:

1.1. Adquisición de cultura científica desde edades tempranas.

2.2. Científicos dispuestos a trabajar con la ciudadanía.

3.3. Instituciones que visualicen los proyectos en los que podemos participar.

Me despido con el último proyecto en el que estoy participando como ciudadana “común”. La visualización de la importancia de la investigación y la donación de médula ósea que coordina la Fundación Josep Carreras.

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Referencias
 
Material Elena Lázaro
 
 
 
 
 

 

 

 

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