¿Qué papel juega la historia de la ciencia a la hora
de comprenderla? Es la pregunta sobra la que debo reflexionar en la entrada de
hoy.
Desde hace algunos años, y a raíz de mi trabajo como
docente, vengo repitiendo que me apena muchísimo no haber tenido contacto con
esta disciplina en ninguna de las carreras científicas que he cursado. Razón
por la cual me decanté por cursar este máster con la esperanza de poder
incorporar lo trabajado en mis clases.
¿Se comprendería, y apreciaría, mejor la ciencia
estudiando su historia? Desde mi punto de vista, sí, ya que observo que los
estudiantes no nos hacemos preguntas sobre los contenidos que nos enseñan
llegando incluso, en muchas ocasiones, a no entender esos contenidos por no
situarlos en el contexto científico y social en el que vieron la luz.
La incorporación de la historia de la ciencia motiva a
no abandonarla ya que para muchos estudiantes la contextualización de la misma hace
que se entienda mucho mejor. Además, gracias a ella, se pueden detectar ciertos
errores conceptuales que suelen arrastrarse a lo largo de los cursos escolares
y nos permite hacernos una idea general sobre aquellos contenidos que presentan
más dificultad para el alumnado. Por otro lado, se fomenta la
interdisciplinariedad ya que se dan a conocer aspectos comunes a varias
disciplinas científicas. Este es, sin duda, uno de los puntos más interesantes que
ofrece la historia de la ciencia ya que, en mi día a día, constato la poca
relación que encontramos en lo que estudiamos. Y es importante que sepamos
relacionar diversas disciplinas teniendo en cuenta que muchos de los problemas
a los que nos enfrentamos actualmente (cambio climático por ejemplo) tiene que
ser atendido teniendo en cuenta muchas áreas de las ciencias. Siguiendo en esta
línea, la historia de la ciencia empuja a reflexionar y estas reflexiones pueden
ser de vital importancia si necesitamos ser capaces de proponer alternativas a distintos
problemas que se nos presenten a lo largo de la vida. Además, dichas reflexiones, junto
con el aprendizaje que conllevan, nos darían autonomía para ser capaces de reconocer
documentos (o declaraciones) que, a pesar de ser presentados como tal, no serían de índole científica
(noticias falsas, pseudociencias, etc.)
Por otro lado, humaniza a los científicos, estudiados,
en la mayoría de los casos, como personajes brillantes con ideas aún más
brillantes. Con la historia de la ciencia se pone de manifiesto que, detrás de grandes
descubrimientos, existen, por ejemplo, errores, y esos errores forman parte de
la ciencia. Este es otro punto a destacar puesto que conozco varios
investigadores (que han dejado de serlo) por creer que a lo largo de los años
no lograban nada. Y es que sin estudiar historia de la ciencia llegamos, en ocasiones, a la conclusión de que nuestro único objetivo es lograr lo que lograron científicos como Newton, Marie Curie o Einstein.
Con todo esto considero que conocer la historia de la
ciencia nos acerca a ella. Se comprende infinitamente mejor y eso hace que no se
abandone (importante en etapas escolares). La actitud hacia la ciencia es más
realista y mejora la relación que la sociedad tiene con ella.
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