sábado, 6 de mayo de 2023

Género y Tecnociencia

 

Si queremos entender el papel de las mujeres en la tecnociencia quizás el modelo ofrecido por Echevarría no resulta satisfactorio puesto que obvia las relaciones de poder de la actividad científica.



 

La tecnociencia, según este autor, “no se limita a explicar, describir o predecir el mundo, sino que tiende a transformarlo”. Buena frase si obviamos el hecho de que la mujer es relegada a segundo plano con lo que el mundo se transformaría únicamente para un grupo selecto de personas. Según este modelo la tecnociencia, y su avance, se analiza y depende de cuatro contextos: la educación, la innovación, la evaluación y la aplicación. Contextos en los que las mujeres deberían estar integradas. ¿Se da esta integración?

Si analizamos la educación podemos afirmar que la perspectiva de género brilla por su ausencia. Como profesora de educación secundaria doy fe de que esto es así. Solo hay que revisar los materiales con los que trabajamos para darnos cuenta que muy tímidamente aparecen mujeres en ellos. Marie Curie y ahí acabó todo.

Respecto a la innovación, aunque el modelo de Echevarría incide en la interacción entre ciencia, tecnología y sociedad la perspectiva de género queda en un limbo. Esto se ve reflejado también en las instituciones científicas, dirigidas, en su mayoría, por hombres blancos de clase media-alta. Claro ejemplo de una sociedad clasista y racista.

Si hay innovación debe haber valoración y evaluación de la actividad científica. Eso supone que debemos analizar la supuesta neutralidad de la ciencia y en este aspecto existirían también sesgos de género.

Y por último habría que analizar el contexto de aplicación, que se desarrolla en el llamado Siglo de las Luces en el que el conocimiento estaba en pleno apogeo. En este periodo a las mujeres se les permitió formar parte del progreso, aunque más tarde quedaran relegadas al olvido debido al androcentrismo en el que vivimos inmersos.

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